Publicado: 3 de Marzo de 2016
Nuestro buen amigo el perro puede recibir de sus padres los problemas que ellos ya padecían; esta patologías se conocen como hereditarias.
El hombre está haciendo grandes intentos para manejar estos problemas… pero en los perros… ¡¡que más da!!
Prevenir ciertas patologías hereditarias de los perros sería tan sencillo como evitar la reproducción con animales que padecen dichas patologías… ¿y quién lo controla?
El afán de lucro, la dejadez y no pensar en el sufrimiento de un ser vivo enfermo, sigue provocando la existencia de patologías hereditarias, que con un poco de cuidado podrían evitarse.
DISPLASIA DE CADERA
La displasia de la cadera es una enfermedad caracterizada por el desarrollo anormal de la cabeza femoral y el acetábulo pelviano. Es hereditaria y se ve influida de manera adversa por factores ambientales como una incorrecta alimentación, el crecimiento rápido y el ejercicio excesivo.
Los perros que padecen displasia nacen con caderas normales y posteriormente experimentan cambios estructurales progresivos como laxitud articular, tumefacción, subluxación de la cabeza femoral, erosión del cartílago,…
Los aspectos clínicos varían en intensidad según la edad de comienzo de la patología y la progresión rápida o lenta de la enfermedad. Casi siempre observaremos cojeras y caminar balanceado del tercio posterior; existe dolor y el animal se resiste a caminar y a hacer ejercicio.
Para confirmar esta patología recurriremos a la radiología como único método de confirmación de la enfermedad.
En cuanto al tratamiento, suele ser complejo y debe ser individualizado, pudiendo variar desde tratamientos conservadores farmacológicos a espectaculares procedimientos quirúrgicos (prótesis de cadera).
Si se evitara la reproducción con animales que padecen la enfermedad estaríamos en el camino de erradicar el problema.
CATARATAS
Podríamos definirlas como el estado de turbidez que aparece en la pupila del animal de una coloración blanquecina o celeste, debido a los cambios sufridos en su cristalino.
Los cambios normales del envejecimiento se aprecian en animales mayores de siete años, aunque por más habitual no es el único tipo de cataratas posible; en animales menores de seis meses podemos observar:
- Cataratas congénitas: presentes desde el nacimiento, aunque pueden no advertirse hasta las 6-8 semanas de vida, son hereditarias o secundarias a problemas intrauterinos.
- Cataratas juveniles: se desarrollan desde el nacimiento hasta los seis años de edad. La causa suele ser genética.
El tratamiento de las cataratas puede verse favorecido por tratamientos farmacológicos encaminados a retrasar la opacidad completa del cristalino; si bien es cierto que en la mayoría de los casos el único tratamiento efectivo es la cirugía.
Si no cruzáramos animales que padecen este problema también evitaríamos la extensión del problema.