Publicado: 20 de Octubre de 2015
El olfato es uno de los sentidos más desconocidos en el gato, quizá porque está desbancado por los que tienen mayor relevancia para él, como el de la visión y el del oído, por este orden. En cambio, el sentido del olfato es muy útil para el felino, como parte de su sistema de comunicación.
Aunque es obvio, vamos a repasar cuál es el proceso para que el animal perciba los olores. Lo primero que tiene que hacer es inhalar aire por las fosas nasales o narinas, que después llega a los cornetes, donde las células nerviosas los transforman en quimiorreceptores, que a su vez llegan a la parte del cerebro reservada para el olfato. Esta parte es proporcionalmente mayor en el gato que en el ser humano y que puede alcanzar los 40 centímetros cuadrados.
El gatito nace sin el sentido del olfato, pero lo desarrolla a partir del segundo día tras el nacimiento; no en vano encuentra el pezón para mamar por el olor; tanto es así que muchos gatitos maman siempre de un mismo pezón si no tienen competencia.
Cuando el gato se va desarrollando, el olfato le sirve para reconocer el territorio y es tan fino que solo por el olor puede determinar el sexo de otro animal y su tamaño si es de su especie, pero también la presencia de predadores potenciales.
A pesar de su gran finura, el olfato no es muy útil para cazar para él (el gato caza más con la vista), en cambio, sirve para elegir el alimento, porque el sabor tiene muy poca importancia. Tanto es así que, a pesar de tratarse de dos sentidos muy unidos, el gusto no es importante para el gato porque el número de papilas gustativas es insignificante, al menos si lo comparamos con el del ser humano.
¡Ah! El olfato del gato es lo suficientemente fino para detectar un medicamento entre su comida. Ahí tienes la respuesta a esa negativa de comer lo que le das si esconde un medicamento en su interior.
Extraído de Royal Canin