Publicado: 7 de Octubre de 2015
Envejecer es un proceso natural que no se considera patológico. Sin embargo, es cierto que con la edad y el normal deterioro y enlentecimiento de los distintos órganos y sistemas hace que sea más probable la aparición de patologías asociadas a la edad.
El hecho de que los procesos neurológicos y cognitivos se deterioren paulatinamente entra también dentro de la normalidad, sin embargo, debemos diferenciar este deterioro normal del deterioro patológico del sistema nervioso. Este deterioro patológico se denominaSíndrome de Disfunción Cognitiva (SDC). En el primer caso, el deterioro cognitivo es mucho más lento y progresivo, y no suele llamar nuestra atención.
El síndrome de disfunción cognitiva es una enfermedad del sistema nervioso que puede afectarles a partir de los 7 u 8 años de edad, si bien puede comenzar de forma precoz a partir de los 6 años.
Es una enfermedad que afecta a la capacidad de recoger información, procesarla, memorizarla y actuar en consecuencia. Es muy similar a la enfermedad de Alzheimer humana, de hecho, se conoce a este síndrome como Alzheimer canino. Los perros están sirviendo, en muchos casos, para profundizar en el conocimiento y tratamiento de la enfermedad en las personas por la enorme similitud en la fisiopatología del proceso en ambas especies.
El SDC no sólo produce alteraciones anatomopatológicas, sino que afecta también a diferentes neurotransmisores y a sus receptores.
La enfermedad, al igual que el Alzheimer, se produce por el depósito de una proteína, denominada beta amieloide, fuera de la célula, como consecuencia de un elevado estrés oxidativo.
Por desgracia, a día de hoy, no hay nada que la medicina veterinaria pueda hacer para curarla. Lo único que podemos hacer es ralentizar el proceso, tratar de minimizar o disminuir la intensidad de los síntomas y ayudar a nuestro amigo con pequeñas modificaciones en el entorno y en nuestro manejo para que su patología progrese más lentamente y tengan una mejor calidad de vida.
Al igual que en otras patologías, la prevención y la detección precoz siempre permitirá un avance más lento y un mayor control sobre el proceso que cuando la detección es tardía, y por tanto, el daño cerebral mayor.
¿CÓMO PUEDE PREVENIRSE?
Si bien, al igual que en las personas, hay una predisposición genética a padecerla, esta puede modificarse en cierta medida fomentando la estimulación mental de nuestro amigo. Ejercicios de olfato, juegos y juguetes de estimulación mental, moldeado libre, ejercicios de “resolución de problemas” e interacción social son algunas de las cosas que podemos hacer para mantener la mente de nuestros perros “en forma” y reducir la probabilidad de aparición de esta enfermedad al menos a “edades tempranas”.
¿CUÁNDO PODEMOS SOSPECHAR QUE NUESTRO PERRO SUFRE SDC?
Los síntomas son varios, siendo los principales:
- Desorientación: se quedan parados, se pierden en casa o ladran ladran “sin motivo”.
- Alteración de la interacción social: comienzan a temer cosas o dejan de temer cosas que antes les asustaban. También conductas agresivas hacia la familia cuando nunca se habían producido.
- Alteraciones en el sueño: cambios en el ciclo de sueño-vigilia. Se despiertan por las noches desorientados, muestran inquietud y duermen mucho más durante el día.
- Hábitos que aparecen o desaparecen: dejan de pedir comida en la mesa cuando lo hacían, sus juguetes favoritos dejan de interesarles, comienzan a orinar y/o defecar en casa, etc.
Clínicamente, consideramos que hay SDC si aparece más de un síntoma o uno de ellos de forma muy acusada.
A parte de estos síntomas principales pueden aparecer otros como disminución de la conducta exploratoria, cambios en la actividad espontánea (comportamientos fuera de contexto o sin utilidad, aumento de determinadas conductas, aparición de conductas repetitivas, etc.), alteración del apetito, aumento de la ansiedad, inquietud y desasosiego o aumento de la frecuencia de ladrido, lloriqueo o aullido.
Debemos tener en cuenta también que, como en cualquier enfermedad crónica, habrá días en los que esté más lúcido y otros en los que le veremos más desorientado.
Si sospechas que tu perro puede padecer SDC es importante ponerse en contacto con un especialista que confirme el diagnóstico ya que la detección precoz ralentiza la evolución de la enfermedad y aumenta el tiempo en que nuestro perro mantendrá una buena calidad de vida.
Autor: Ignacio García Serrano.