Publicado: 8 de Octubre de 2015
Para que llevar el gato al veterinario no sea una pesadilla para todos, el animal, su propietario y el profesional, nada mejor que seguir estos consejos, que están orientados adisminuir el estrés del gato y a evitar que a la vuelta a casa, si el animal convive con más gatos, se presenten problemas entre ellos.
Hacer un buen traslado al veterinario. El mejor método es dentro un transportín. Pero para que el gato no muestre rechazo, debe estar habituado desde pequeño, de lo contrario la experiencia puede ser muy estresante para el animal.
Para reducir el estrés podemos colocar en el transportín una manta que tenga el olor del gato. Además, es conveniente cubrir el transportín para que el gato no vea el exterior. Asimismo, existen en el mercado diversos productos que disminuyen las reacciones de estrés en estas situaciones y el veterinario puede recomendaros los más adecuados.
En el caso de que el gato conviva con otros gatos en casa es conveniente llevar una toalla o manta adicional guardada en una bolsa hermética que mantenga el olor de los gatos de la vivienda.
Casper en su transportín en el Centro Mascoteros
Al llegar a la clínica, si esta no dispone de estancias separadas para perros y para gatos, trataremos de ponernos en una zona tranquila y alejada de otros clientes que estén en la sala de espera con sus perros. Lo mejor es mantener al gato dentro del transportín cubierto yen nuestro regazo. No es recomendable dejar el transportín en el suelo, ya que esto incrementa su sensación de vulnerabilidad y puede aumentar su estrés. Si algún perro trata de acercarse, pediremos amablemente a su dueño que lo aparte.
Al entrar en la consulta con el veterinario es importante mantener la calma y no actuar de forma inusual, nerviosa o agitada. El profesional nos indicará cómo actuar y cuándo hay que sacar al gato del transportín o si es mejor no hacerlo.
Al terminar la consulta veterinaria, cuando volvamos a introducir al gato en el transportín, es el momento de sacar la toalla o la manta adicional y ponerla dentro. Este elemento tiene la función de impregnar al gato con el olor común de los gatos de la casa. Resulta muy útil porque cuando el gato acude al veterinario o a la peluquería adquiere olores que pueden resultar extraños a los otros gatos, incluso pueden no reconocerle como un compañero.
Al llegar a casa, lo mejor es dejarle tranquilo y abrirle la puerta del transportín para que “retome” él mismo su rutina habitual. No es conveniente forzarle a salir del transportín si no quiere u obligarle a tener contacto con los miembros de la familia si no lo desea. Es importante dejarle que vaya “liberando” el posible estrés sufrido en la clínica.
Si tenemos otros gatos en casa, deberemos dejarle dentro del transportín hasta ver que todos se comportan con normalidad. En ese momento abriremos la puerta del transportín y le permitiremos salir por sí mismo, sin forzarle.
Si se observan bufidos, conductas agresivas o de miedo por parte de alguno de ellos, es recomendable aislar al gato en una habitación donde tenga sus cosas (comida, agua, arenero, etc.) durante algunas horas hasta que se relaje la situación. Esto es imprescindible si el gato ha sido anestesiado o sedado.
Si a pesar de tomar todas estas precauciones la vuelta a casa supone un problema serio, puede ser recomendable llevar al veterinario también, aunque no les vayan a hacer nada, a los otros gatos de la casa para que todos se impregnen del mismo olor o consultar con el clínico o con un especialista en comportamiento sobre la mejor forma de actuar.
Extraída de: Royal Canin