Publicado: 7 de Marzo de 2016
LOS SÍNTOMAS
Podemos decir sin temor a equivocarnos que la dermatofitosis tiene múltiples formas de presentación, por ello en la clínica siempre que un felino aparece con lesiones de piel, en el diagnóstico del problema el profesional siempre deberá plantearse si la causa de aquello que esta observando no será una dermatofitosis.
Hemos comentado en otras ocasiones que las patologías de piel podrían dividirse en aquellas que cursan o no con picor; en el caso de las dermatofitosis, el picor es de intensidad variable, desde bajo a intenso.
Pero una de las principales características de este problema es la presencia de zonas sin pelo que evolucionan desde una zona inicial hacia la periferia (centrífuga); estas depilaciones suelen asociarse a descamación, enrojecimiento…
Los pelos de la zona lesionada suelen estar rotos o en mal estado.
En lo que hace referencia a las principales zonas de aparición de las lesiones podemos decir que en primer lugar estaría la cara, seguido de las patas, en las partes más cercanas a los dedos.
Estos síntomas comentados suelen ser los más frecuentes, pero como decíamos al principio, las dermatofitosis tienen múltiples formas de presentación; entre las más posibles están las costras en zonas próximas a las mucosas o zonas mucocutáneas, como en el caso de los labios, de las orejas…
También existen presentaciones seborreicas localizadas o generalizadas…
Aunque en el caso de nuestro gato observemos una sola lesión y se confirme que es debido a una dermatofitosis, no debemos pensar que es una lesión localizada, en cualquier momento, si no se aplica el tratamiento oportuno, se puede producir la aparición de lesiones en otros territorios orgánicos del animal; existen también animales en los que el problema reaparece con frecuencia (recidivas) y ello suele ser debido a que existe un “almacén” o reservorio de esporas en alguna zona de su cuerpo (p.ej.: áreas perioculares).
Por último, debemos tener en cuenta que existen animales portadores del problema sin presentar síntomas; estos animales son aquellos que sin evidenciar el más mínimo signo de patología dermatológica, es positivo al diagnóstico de hongos.
DIAGNÓSTICO
Existen varios tipos de pruebas encaminados a confirmar la sospecha; entre las más frecuentes tenemos:
Lámpara de Wood: Esta lámpara emite una luz ultravioleta que permite evidenciar la existencia de dermatofitosis (fluorescencia). El examen con dicha lámpara demuestra la existencia del hongo, pero no asegura la existencia de una infección activa (artrosporas).
Examen directo: Puede ser necesario realizar un examen microscópico directo de los pelos y de las escamas de la lesión para confirmar el problema o como diagnóstico complementario a otros métodos utilizados. Mediante este método el profesional observa directamente las esporas en los pelos afectados.
Cultivo: El cultivo fúngico es el método de elección para un diagnostico correcto de dermatofitosis; no solo confirma el problema sino que además nos indica que tipo de dermatofito (género y especie) es el causante.
Biopsia: Las biopsias cutáneas suelen realizarse como un diagnóstico complementario, y solo se suele utilizar en ciertos casos.
TRATAMIENTO
El tratamiento de la dermatofitosis está encaminado a acelerar la curación (que se produce de forma espontánea en animales con sistema inmune competente), disminuir o evitar el contagio a animales sanos y prevenir una contaminación del medio en el que viven los gatos.
El primer paso del tratamiento de los animales enfermos es el rasurado de la zona de la lesión; con ello disminuimos los riesgos de contagios, ya que el pelo constituye una reserva de esporas.
En lo referente a los fármacos, la griseofulvina es el agente fungistático de primera elección y se aplicara durante un periodo largo de tiempo; el fármaco se absorbe mejor si se administra en varias tomas diarias y se acompaña de alimentos ricos en grasas.
Existen otros fármacos como el ketoconazol, itraconazol… que solo se deben administrar, al igual que la griseofulvina, tras prescripción del profesional.
No debemos olvidar el uso de tratamientos tópicos que además de favorecer la curación, disminuye la diseminación de esporas al medio.
La evaluación del tratamiento aplicado debe ser estricta; en la mayoría de las ocasiones los signos desaparecen tras 4 a 6 semanas de tratamiento; la curación definitiva se confirma con al menos dos cultivos fúngicos con una semana de intervalo.
Para la curación total del animal infectado, debemos tener muy en cuenta que se deberá realizar una actuación sobre el entorno en el que reside; los juguetes, accesorios, rascadores… deberán ser eliminados; el aspirador y una concienzuda limpieza también han de formar parte del tratamiento del entorno.
PREVENCIÓN
Para evitar los contagios entre animales y del gato al hombre, se realizarán cultivos de forma sistemática; en colectividades se tratarán a todos los animales aunque solo un pequeño porcentaje o un solo individuo padezca el problema.
Los gatos infectados no deberían acudir a exposiciones, ser vendidos, realizar montas, incorporarse en nuevos grupos… hasta que tras el tratamiento se confirme la total curación.